martes, 6 de noviembre de 2007

Un Acto de Conciencia.


Hoy recibi un correo de mi amigo Julio Jaramillo con un artículo de su papá el escritor Francisco Jaramillo, una persona a la que a través de sus letras he aprendido a respetar, comparto con ustedes sus opiniones emitidas en cuanto a la posición del otrora Ministro de la Defensa Raúl Baduel, a propósito de la "supuesta" Reforma Constitucional.

El país está profundamente conmocionado por dos posiciones excluyentes, los que quieren volver al pasado que dicho sea de paso es el responsable de lo que estamos viviendo, y los que obcecados por terminar de liquidarlo, actúan estimulados más por el odio y el resentimiento que por la razón. Cada una de las parcelas enfrentadas, amenaza llevar al país a situaciones cuyos riesgos son imprevisibles. Tanto los unos como los otros no conciben que, haya posiciones y conductas que no coinciden en el enfrentamiento suicida. La patria no parece ser lo importante, sino salvaguardar o reconquistar particulares intereses y privilegios. Los que están actuando con posiciones radicales, defendiendo intereses bien definidos, no pueden admitir que haya quienes, pensando en el país, hayan seguido la dinámica de los acontecimientos y no se hayan precipitado en tomar partido en lo que puede llegar a ser una lucha raticida. Como alguien que en sus comienzos tuvo simpatía por el MVR, pero que dado su sentido crítico nunca podría ser incondicional de ningún ismo, creo bien entender la conducta de Baduel.

Cuando se tienen posiciones tomadas, cuando se está con el norte o con el sur, con el imperio o con Cuba, con Dios o con el diablo según la apreciación de cada uno, no se concibe ni se pueden interpretar los procesos con una visión dinámica de lo que está sucediendo. El radicalismo enfermizo que es la plataforma desde la cual se analizan los hechos y se actúa en consecuencia, va creando antagonismos irreconciliables, que no pueden ser la forma más conveniente de dirimir las naturales contradicciones, y es así como nos precipitamos en el conflicto irresoluble. En esta hora aciaga que vive la República, que unos y otros coinciden en cuestionar, es necesario destacar la miopía de los
que a ultranza pretenden que las cosas tienen que desarrollarse según su fundamentalismo. Estos 'reaccionarios' a ultranza y estos 'revolucionarios’ del mismo signo, están jugando con la paz y la tranquilidad de los venezolanos. A mi entender Baduel ni es un traidor como lo considera el chavismo, ni un oportunista o advenedizo como lo considera parte de la oposición, cuando al referirse a él dicen: 'que tarde piastes’. En el fondo unos y otros están molestos porque no hubiese actuado en función de sus intereses.
Lo de Baduel es un acto de conciencia y un acto de valentía, un acto propio de un hombre integro que obedece y se es fiel a si mismo. Es el tipo de hombre que no se deja empujar por consignas de grupos o intereses particulares, son los que en esta hora de riesgos inminentes el país necesita. Hombres que den el ejemplo inquebrantable de ser fiel a la leyes y el Estado de Derecho, como lo demostró en la asonada de abril del 2002, inspirados siempre y teniendo a la Constitución como la Biblia que le inspira sus actuaciones políticas. Lo que ha hecho Baduel en las circunstancias que nos atropellan, está a mi modesto entender a la misma altura del Doctor Vargas cuando dijo: 'el mundo es del hombre justo'. La justicia solo puede devenir del estricto cumplimiento de la Constitución y las leyes, esto es lo admirable en Baduel y por lo cual considero su actuación UN ACTO DE CONCIENCIA.

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